
El loquito Maciel

Todos lo conocían desde siempre como el Loquito Maciel.
Hombre de sesenta y pico, parecía un paisano mas, pero al conversar demostraba tener un leve retardo.
Había vivido, trabajado y sufrido como cualquier mortal, nadie tenia quejas.Las cosas en el trabajo rural son rutinarias y duras pero hay que hacerlas, y él las cumplió a cabalidad, hasta que la edad pudo más y dejó de trabajar. Mas que la edad, quizás sus posibilidades intelectuales.
Por medio de un político partidario lo pensionaron por incapacidad y con eso sobrevivía en un ranchito de barro y paja, que el patrón permitió construir en un lindero de la estancia.
Igual trabajaba en lo que fuera preciso sin molestar, haciendo las delicias de los paisanos y de los mas pequeños con sus ocurrencias, en especial cuando alguien le brindaba una caña brasilera.
Loquito y sanamente pícaro, nacido en Artigas pero aquerenciado desde hacia mucho tiempo en Rivera, octava sección, vecino de Vichadero.
Asi, se iban los años, el tiempo pasaba rutinario hasta que llegó el plesbicito. El "SI" y el "NO".
Para los políticos una prueba de fuerza, maniobras para demostrar su peso en el pueblo, sus opciones en las próximas elecciones nacionales.
Pero para el Loquito fue muy complicado:
- Yo quiero papel blanco con letras azules, decía, nada de papeles con letras coloradas, no señor.
Habia sido del Partido Nacional - de enseña blanca - desde siempre. "Blanco como hueso de bagual" acostumbraba repetir, y con un odio secular a la divisa contraria, la colorada. Eso le permitía diferenciar sus votos, por el color, pero esta vez eran papeles blancos con letras negras donde se leia: en uno"SI", en otro "NO", y bastante letra pequeña por debajo de las grandes letras, letra pequeña dificil para él que la Escuela Rural solo la había visto por fuera.
Realmente se enfrento al problema en el cuarto secreto.
Porque le habían hablado, le intentaron explicar, pero no hacia mucho caso, siempre decía: "Cosa de Dotores".
Estaba allí solo, el sobre de votación en la mano, mirando la mesa llena de papeles blancos con un SI y un NO grandotes, pero en negro las dos.
Al final, como no entendía, pensó: "Así como estoy, voy viviendo, y con lo nuevo, quien sabe..." y votó NO.
Salió contento. Contento volvió al ranchito.
Al otro día los comentarios fueron en el almacén.
- Pero Loquito... votaste mal hermano, el Dotor lo dijo clarito: "Si votan NO les quitan la pensión."
El Loquito quedo pálido como hueso de bagual, mareado también y con ganas de vomitar. Volvió lentamente a las casas. Preparo mate, armó tabaco y se le fue la noche en pensamientos.
A la mañana arreglo sus pertenencias - muy prolijo - caminó hasta el ombú viejo en la esquina del potrero, ató un alambre, le hizo un nudo a la otra punta, se la paso por la cabeza, lo acomodo en el cuello y se dejo caer del tocón de eucalipto en el que se había subido.
Porque la síntesis de la noche de pensamientos había sido: "Si me sacan la pensión... ¿si así no da?. Para pasar mas hambre y mas penurias, mas necesidades... no señor, no señor.
A media mañana pasó el patrón y lo vio, balanceado por el viento.
¡Que costosa fue para el Loquito la pulseada de los Dotores...!
Al dejarse caer, mientras sentía una presión terrible en el cuello, una luz fuertísima le llamó la atención, alguien se acercaba, en caballo tordillo y de poncho blanco. Le parecía conocido. El hombre con naturalidad lo encaró, se le aparejó y le dijo: "Maciél, compañero, ¿que hace de a pie?, monte y sígame que tenemos mucho pa´cabalgar. ¡Dignidad arriba y regocijo abajo compañero!, ¡¡Vivan los blancos Maciél !!. y sin decir màs apretó los talones y el tordillo abrió camino al trote. Alli lo conoció.
Sin dudar, subió callado al hermoso matungo que apareció quien sabe de donde junto a su lado, dio un tirón a las riendas y se puso a la grupa del General. Pa sus adentros decía orgulloso: "Me llamó Maciel... mi General me dijo Maciel, carajo... no me dijo Loquito...¡¡Maciel me dijo..!! ¡ Vivan los blancos, carajo!.
(De la vida real con matices literarios) Montevideo 25 dic 96)
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